14 julio 2005

¿Abierto o propietario?

Ahondamos en la situación actual a la que debe hacer frente el software libre ante el panorma que afronta las patentes.
El panorama actual del software está en plena efervescencia. Por un lado, la producción de software libre está frenando la influencia de la todopoderosa Microsoft y por otro en la Unión Europea se discute una futura ley de patentes que puede darle toda la autoridad a las grandes multinacionales y ahogar a los pequeños desarrolladores.
Antes de ahondar en la problemática, conviene distinguir entre tres conceptos relacionados pero distintos: software gratuito, libre y abierto. La confusión proviene de su significado en inglés por su ambivalencia entre «gratis» y «libre». Como nos aclara José Ramón Esteban, vicepresidente de la Asociación de Internautas e incondicional del software libre, «Un programa freeware es gratis pero su licencia es restrictiva en cuanto a lo que puedes realizar con el software. El software libre es aquel que puedes ejecutar con cualquier propósito, modificarlo, copiarlo, volverlo a distribuir incluso con modificaciones (y esto se puede hacer gratis o cobrando, pero nunca limitando lo que el siguiente quiera hacer con él). El software libre significa por tanto que el software tiene que distribuirse con el código fuente, y de esta distribución del codigo fuente decimos que el software es abierto. Pero no todo el software abierto es software libre».
Desde su punto de vista, las ventajas del software libre son muchas, y la principal poner a disposición el código fuente junto con su licencia.
Nadie ajeno a una empresa de software propietario tiene conocimiento del funcionamiento de dicho software. ¿Cómo funciona? ¿Tiene alguna puerta trasera? ¿Cómo soluciono un error? ¿Cómo lo mejoro para mis necesidades? En el software libre hay muchos ojos inspeccionando el software, solucionando errores e incluso dando soporte en foros o listas de correo. Si el desarrollador original de un software libre deja de elaborarlo, este puede seguir siendo desarrollado por cualquier otro que tome la iniciativa. Por supuesto, una ventaja añadida y muy importante es que cualquier desarrollo es completamente aprovechable para cualquier otro software sin las limitaciones de patentes o del copyright.
Otros aspectos positivos que trae consigo es el abaratamiento de los costes de desarrollo y, por tanto, del precio de las aplicaciones. Los gobiernos y las instituciones son sus grandes beneficiarios, pues invierten grandes cantidades del presupuesto en la adquisición de paquetes informáticos. Y también se liberan de la tiranía de los proveedores de software privativo.