30 septiembre 2005

Absuelto el creador de Matanza Cofrade.

Finalmente bastó con una disculpa de su creador, ya que durante el primer día del juicio, la acusación retiró los cargos.
Tanto el ministerio fiscal como las hermandades de la Macarena, San Bernardo y Gran Poder han decidido retirar las acusaciones.
Con esta decisión, el caso queda cerrado, al igual que el videojuego que continúa censurado. J.C.C.S, el autor de “Matanza Cofrade”, no ha querido hacer declaraciones. Hasta hace unas horas, se jugaba una condena de un año de cárcel y 7.920 euros de multa por dos supuestos delitos: uno contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos y otro contra la propiedad industrial.
Según la acusación y la fiscalía, J.C.C.S. había violado las marcas registradas de las imágenes de los pasos de las cofradías sevillanas, unas tallas de madera que, a pesar de tener siglos de historia, están protegidas por la propiedad industrial, como si fuese el logo de una empresa.
De los dos supuestos delitos, el más grave, a juicio de la Fiscalía de Sevilla, era el de piratería. Por el delito contra la propiedad industrial se le pedía un año de prisión y 4.320 euros de multa. Por el delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos sólo se solicitaba una multa de 3.600 euros.

La historia del videojuego
“Matanza Cofrade” es un videojuego cuyo argumento consiste en sobrevivir, a tiros, contra el ataque de una cofradía maligna cuyos miembros se han trasformado en zombies. En los decorados del juego aparecen las imágenes de los pasos religosos de varias hermandades sevillanas, que iniciaron la denuncia.
El videojuego iba a ser distribuido con un disco grupo musical “Narco” como una pista interactiva dentro de su álbum "Registro de penados y rebeldes". En el caso también estaban imputados un trabajador de una discográfica madrileña, que alegó que sólo actuó de intermediario para la distribución del CD, e incluso los miembros del grupo Narco prestaron declaración ante la Guardia Civil cuando el videojuego fue secuestrado judicialmente.
El informático reconoció ante la Guardia Civil ser autor del videojuego aunque dijo que su intención no era ofender. De la investigación del caso se inhibió en un primer momento un juzgado de instrucción de Sevilla en favor de los juzgados de Utrera porque el programa se había ejecutado en esta localidad y se difundió a través de líneas telefónicas de la misma.
Pero la Fiscalía de Sevilla recurrió esta inhibición ya que fue en la capital donde el videojuego fue denunciado por las hermandades, algo que en marzo de 2003 consideró el Tribunal Supremo, que entendió que en supuestos de esta naturaleza el delito se comete donde se produce el resultado de conocimiento, lo que implicó que la investigación se llevara a cabo en la ciudad del destinatario de las mismas.
El tribunal precisó también que al tratarse de la difusión del videojuego por un medio como Internet, el resultado puede cometerse en cualquier lugar, por lo que sería competente cualquier juzgado donde se produzca el resultado, estimando en este caso concreto que la investigación la debía realizar el citado juzgado porque fue donde se denunció el hecho y donde se descubrieron las pruebas materiales del delito.